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Los manglares son vitales para la salud del ecosistema local, proporcionando hábitats para diversas especies, protegiendo las costas de la erosión y funcionando como una barrera natural contra los desastres naturales como los huracanes.

Santo Domingo. - En medio de una creciente preocupación por el medio ambiente, el historial de comportamiento ambiental de la multinacional petrolera Shell está provocando ansiedad en la República Dominicana, dado que la compañía está vinculada a un importante proyecto de inversión privada en la delicada bahía de Manzanillo, provincia de Montecristi.

La zona en cuestión es un frágil ecosistema que alberga una protegida área de manglares. Según informes recogidos por medios comunitarios como www.bahiafronteriza.com, los trabajos preliminares de adaptación del terreno para la construcción de dos plantas de generación de Manzanillo Energy y Manzanillo Gas & Power, están arrasando áreas de manglares.

La compañía Shell ha sido objeto de críticas por una serie de violaciones ambientales a lo largo de los años, reportadas por diversos medios de comunicación internacionales. Esta historia de conducta cuestionable ha aumentado el escepticismo entre los dominicanos, que temen que el delicado ecosistema de su país pueda estar en riesgo.

A pesar de las promesas de crecimiento económico y generación de energía, los informes iniciales de daños al ecosistema de manglares han causado alarma. Los manglares son vitales para la salud del ecosistema local, proporcionando hábitats para diversas especies, protegiendo las costas de la erosión y funcionando como una barrera natural contra los desastres naturales como los huracanes.

La situación plantea un dilema importante. Mientras que la República Dominicana busca aumentar su capacidad de generación de energía y atraer inversión extranjera, debe equilibrar estos objetivos con la necesidad de proteger su biodiversidad y sus recursos naturales.

Los grupos de defensa del medio ambiente y los ciudadanos preocupados piden un mayor escrutinio del proyecto y la participación de Shell, buscando garantías de que se tomarán las medidas adecuadas para proteger el ecosistema de manglares.

Hasta el momento, Shell no ha emitido ningún comunicado en respuesta a estas preocupaciones. Con su historial de problemas ambientales, la presión está creciendo para que la compañía demuestre que puede operar de manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente en la República Dominicana.

Mientras se espera una respuesta y acción concreta, la atención está centrada en Manzanillo y en la forma en que el país equilibrará el desarrollo con la sostenibilidad ambiental. El resultado de este caso podría establecer un precedente importante para futuros proyectos de inversión en la región y más allá.

El Ministerio de Medio Ambiente de República Dominicana no ha expedido todavía -hasta donde se sabe- la licencia ambiental para la construcción de dos plantas generadoras de electricidad en Manzanillo, con una inversión de 1,700 millones de dólares.

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